viernes, 9 de mayo de 2008

Mamá Hebe y su comparsa telúrica


¡Frente Nacional Campesino! El que lo pensó, seguramente ahogado en espejismos y desvaríos etílicos, se habrá imaginado a Zapata cabalgando por Aguascalientes, seguido de una nube de campesinos irredentos, silbando “adelita” y colgando algún que otro hacendado...

Por José Luis Milia

Hoy a la mañana, casi sin haber pegado un ojo, quizás porque el hijo putativo le dio una orden tajante y tenía que hacerse perdonar el haber querido cortarse solo, el saltimbanqui Fernández recibió a la madre Bonafini y a una pandilla de poetas telúricos que, según ella, el ministro y uno de los granaderos que hacen guardia de 09:00 a 11:00 hrs. en Balcarce 1050, conforman el recientemente formado Frente Nacional Campesino.

¡Lindo nombre! ¡Frente Nacional Campesino! El que lo pensó, seguramente ahogado en espejismos y desvaríos etílicos, se habrá imaginado a Zapata cabalgando por Aguascalientes, seguido de una nube de campesinos irredentos, silbando “adelita” y colgando algún que otro hacendado, pero bueno, era tanto el apuro que se olvidó el poeta de marras que en la Argentina los campesinos se autodenominan chacareros, que hay una organización gremial que tiene toda una historia de defensa de ellos, los chacareros y que este frente ni siquiera estaba revocado y que solo iba a servir para pintar un par de consignas pero no había mucho tiempo para la poesía porque había que mostrarle al País que el gobierno también tiene “hombres de campo”.

Y así, mamá Hebe se los trajo, no a la Rosada, ¡vamos!, si la señora no aparece por ahí hasta las cuatro de la tarde, sino al lugar donde “el Alberto” - que no es uno de los hermanos puntanos sino el nómada incansable de partidos, grupos e ideologías - practica sus ficciones verbales a las que muchos, con algo de indulgencia llaman chapucerías lingüísticas en lugar de mentiras a secas. Raudamente, los medios fueron convocados, vaya a saber uno con que pretexto, y la cosa tomó el mismo cariz que cuando, años ha, trajeron un hipopótamo hembra overo (¿o se dirá hipopótama?) de un zoológico peruano que había quebrado. Porque esto era más o menos lo que sucedía. Un fenómeno de la naturaleza, un error sociológico o, porque no, un fraude manifiesto como los que el titiritero en funciones presidenciales nos ha venido acostumbrando desde que au caprice de Duhalde se encontró sentado en el mismo sillón que la sombra de Rivadavia.

Porque la anomalía que el ministro y mamá Hebe presentaban era aterradora. Se daba de patadas con lo que nos enseñaron hasta el hartazgo en cuanto libro políticamente correcto hubiéramos leído y que era que la Federación Agraria era la organización que representaba a los pequeños productores que acá, en Argentina, llamamos chacareros. Era, hasta hoy a la mañana, la Federación Agraria quien había defendido el derecho al trabajo y a la propiedad a arrendatarios y aparceros en épocas pretéritas y había quienes creían ver en ella los embriones de las rebeliones laneras en el sur. Y hoy, todo esa magnífica saga chacarera – grito de Alcorta incluido - era “abatida” por la “madre” y los cinco chistosos que la acompañaban ya que según uno de los integrantes del rejunte bonafiniano, los de la Federación son tan oligarcas y entreguistas como el resto de la organizaciones rurales. Y así, “redepente y en la niebla” gracias a la madre Bonafini, a la puesta en escena que “el Alberto” montó en su ministerio, y a un desayuno reconfortante, fue presentada en sociedad esta comparsa telúrica.
No se si el gobierno tiene el derecho de fundar organizaciones gremiales, pero si ha fomentado patotas que mantienen el orden en la plaza – su orden, obviamente – no es raro que se pongan en estos menesteres. Lo que si sería loable, es que demostraran más imaginación para elegir a los uomini de paglia que ponen al frente de estas pseudos organizaciones. O por lo menos que pongan gente que estudien mejor el libreto y no entren en cómicas explicaciones. Es cierto que las preguntas de los medios carecían de la benevolencia de otras épocas y que estaban encaminadas a poner en ridículo a estos noveles “dirigentes” rurales, pero entre las afirmaciones que “en la pampa ya no se escuchaban los pájaros”, y que “los ricos del campo con sus hidroaviones (sic) mataban la fauna y desgraciaban (sic) la tierra” la reunión fue languideciendo hasta desvanecerse - por que no si pretendía ser una reunión del “campo” - en la lontananza. Aunque no faltó un chusco que explicó que la madre Bonafini los había contratado hasta las 12:00 hrs. y tenía que devolverlos a un circo en el Bajo Flores.

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